LA JUSTICIA Y LA PAZ SE BESARON.
Ramón Castillo
ramoncas3@cantv.net
“La paz es un valor fundamental en todas las religiones”. Así lo declara el mensaje final de la Convocatoria Internacional Ecuménica por la Paz reunida en Kingston, Jamaica entre el 17-25 de mayo pasado, promovida por el Consejo Mundial de Iglesias CMI y la Conferencia Cristiana del Caribe CCC. El tema de la paz resulta un campo común donde todos los movimientos religiosos pueden converger para intensificar el diálogo y las acciones que favorezcan la justicia. Sin embargo, este esfuerzo necesario a favor de la paz debe comenzar por reconocer que las Iglesias a menudo han contribuido a bloquear el camino hacia una paz justa, cuando se han convertido en cómplices de los sistemas de violencia, la injusticia, el militarismo, el racismo, la intolerancia y la discriminación. Así lo aceptaron los mil participantes en el histórico evento, quienes oraron para que “Dios perdone nuestros pecados y nos transforme en agentes de justicia y defensores de la paz".
Los caminos para favorecer la paz suelen ser diversos. Algunas Iglesias ponen su énfasis en la conversión personal y en los cambios morales individuales, otras se centran en la solidaridad y el apoyo mutuo al interior de las comunidades cristianas; mientras que, cada vez más, un buen número de iglesias fomentan el compromiso de la feligresía con los movimientos sociales y políticos orientados al cambio de las estructuras sociales generadoras de injusticia. Para los participantes en el evento, cada uno de estos enfoques tiene sus méritos, y no son mutuamente excluyentes. Como lo afirma Jaoquín Undurraga en su libro “La paz no se da, se construye”, no hay una fórmula mágica para construir la paz, sólo sabemos que sin justicia esta no es posible. De allí que las Iglesias y los cultos en general están llamados a crear condiciones para la paz, educando para la solidaridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario